1986 - 2009, testimonio de Ma. Gabriela Bruno

21.08.2010 19:36

En Julio de 2009, con ocasión del Centenario de la llegada de las Hermanas a la Argentina, Ma. Gabriela Bruno puso en untexto su testimonio personal sobre todo lo que vivió desde que en 1986 se integró a nuestra Casa.

"En el marco del Centenario de la llegada de la Congregación a nuestra querida Argentina es que hoy quiero compartir con ustedes mi experiencia personal con la Congregación de las hermanas de los Pobres de Sta. Catalina de Siena y desde allí mostrarles la obra que tenemos aquí en Mar del Plata.

En el año 1986 a los 15 años conocí la Congregación porque mi mamá comenzó a trabajar como maestra de grado en el Divino Rostro. Luego y por años fue la secretaria del nivel primario. Trabajó hasta el 2007, año en el que se jubiló. Ella me enseñó a querer esta obra y por supuesto me acercó a ella.
 
Desde el comienzo sentí una atracción increíble hacia la Obra y un agradecimiento a las Hermanas por haber ayudado a mi familia dándole trabajo a mi mamá, ya que realmente lo necesitábamos.
Conocí el Hogar de nenas, sinceramente me atrapó. Si bien era chica supe que de una forma u otra éste era mi lugar.
En ese entonces el Hogar estaba atendido por dos Hermanas, una que se ocupaba de las más pequeñas y otra de las nenas más grandes. Comencé a colaborar ayudando con los deberes, entreteniendo a las más chicas, pasaba la mayoría del día allí, excepto el horario en que iba al colegio, ya que estaba cursando el secundario. Compartía todos los días con las Hermanas y las nenas.

Con una de las hermanas, Sor Mercedes, y un sacerdote, el Padre Luís María, reorganizamos los grupos juveniles. Eran muchos los alumnos de los grados superiores que venían los sábados a la tarde a participar de actividades de formación catequística, recreativas y luego de la Santa Misa. También por ese tiempo se formó el coro de la Capilla (aún hoy, algunos de sus miembros de entonces participan de él, como el profesor José Luis que también forma parte de la escuela).

Tuve la oportunidad de viajar y conocer otras Obras de la provincia de Bs. As. Tengo muy gratos recuerdos de la hospitalidad con la que siempre fui recibida. En 1988 compartí con las Hermanas en la Casa Provincial los festejos por la Beatificación de la Madre Savina.

En 1993 luego de varios años de compartir, de estar, de aprender, la hermana Aurora Burgener, quien después de dos períodos como Madre Provincial, era la Superiora y Representante Legal de la Comunidad de Mar del Plata, me ofreció trabajar en el Hogar y me transformé con gran orgullo en la primera preceptora, la primera persona laica que compartía tantas horas con las nenas. Agradezco infinitamente la posibilidad y la confianza depositada en mí.

En 1995, ya recibida de maestra de nivel Inicial, se crea una nueva sala de 5 años y tengo el honor de hacerme cargo de ella, a pedido de la Hna. Aurora.
Ese mismo año me caso en la Capilla del Colegio. Agradezco enormemente el habernos permitido esa excepción, ya que para ese entonces no se celebraban casamientos allí. Recuerdo el amor y la dedicación de las Hermanas para que ese momento fuera inolvidable.
A partir de ese año entraba al Jardín a la mañana hasta el mediodía y luego iba al Hogar hasta las 22 hs que dejaba a mis queridas nenas ya acostadas, luego de rezar juntas para que tengan dulces sueños.

En 1997 nació mi primer hijo. Aquí tuve que reducir mi horario de trabajo para dedicarme a él, pero mi corazón siempre siguió cerca del Hogar.

En 1999 nació mi segunda hija. Hoy veo con mucha alegría el cariño que ella siente por el Hogar, cómo me cuesta retirarla cuando se queda allí y me recuerda a mí, cuando tenía mis 16 o 17 años y mi mamá debía insistir para llevarme a casa.
 
Durante todos estos años - 22 para ser más exacta - vi crecer esta generosa Obra de las Hermanas de los Pobres en Mar del Plata. Aprendí a quererla y a sentirla parte fundamental de mi vida. Y como en todas las familias, porque así considero al Divino Rostro, pasamos muchas cosas juntos, algunas buenas, otras no tanto, pero siempre en sintonía con el ideal que Savina nos dejó. Mi familia y yo, nos sentimos parte de esta gran familia Saviniana.

Hoy el Hogar de niños cuenta con su lugar, separado del colegio. La Casita de San José donde las hermanas comenzaron su Obra cuando llegaron. Se inauguró este nuevo espacio en diciembre de 2006.

El Colegio cuenta con los niveles inicial, primario y secundario. Tengo el orgullo y el placer de formar parte de la comunidad educativa. Pero por sobre todas las cosas soy muy feliz de que mis hijos pertenezcan también a esta familia saviniana. Ambos concurren a la institución desde nivel inicial y hoy mi hijo mayor forma parte del nuevo secundario, remodelado, embellecido y próximo a ser inaugurado.

"MANIFESTAR A DIOS EN LA PROPIA VIDA NOS HACE FELICES”
“LA FELICIDAD CONSISTE EN VIVIR A DIOS, ES DECIR, EXPRESARLO EN LA VIDA"
Beata Savina

UN ABRAZO EN CRISTO Y MARÍA CON GRAN AFECTO
MARÍA GABRIELA
(docente, mamá, amiga, familia)"

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